Un único Mediador

 

        Algunas de las cosas que en estos días me llaman la atención son los aspectos litúrgicos de nuestra sociedad. La sociedad a la que pertenecemos es una adoradora de dios, un dios falso, pero que es muy similar al único Dios, creador y sustentador del cielo y la tierra.

         El Dios adorado por la sociedad es el mercado. Es antropomorfo: se exalta si es provocado, es tranquilo, nervioso, tenso, excitado, desalentado, y exige que todos le den la sumisión más completa, enviando a los que lo rechazan a su condenación en el infierno, lejos de su presencia, conocido como "ESTAR FUERA DEL MERCADO", lugar terrible, donde nadie quiere estar.

         Este mercado, sin embargo, promete acceso a él a través de un único y suficiente mediador, que se da a sí mismo a través de la sumisión servil a la empleabilidad. El mediador se llama DINERO. El dinero, un simple medio de intercambio que ha existido siempre en la religión pagana del mercado, deja de ser un medio para transformarse en un FIN.  Deja de ser un mediador y se convierte en el único. Sin él no se come, no se viste, no se educa, no se aprende. Sin él no hay cultura, no se vive, no hay relaciones. SIN ÉL NADA PODÉIS HACER.

El dios que ofrece este mediador es el mercado, y por medio de este mediador se puede tener acceso al mercado.

         La religión que celebra el mercado, y que se hace posible por medio de poseer el mediador, es conocida como CONSUMO. Puedes dejar de hacer cualquier cosa, menos consumir y si no consumes te transformas en un paria, en una cosa, en nada. Lo que usted es depende de su capacidad de consumir, de la frecuencia que usted consume, de la cantidad que usted consume y cuanto más confíe en el mercado más del mediador tendrá.

Los templos donde se practica la religión del consumo se llaman Shopping Centers, allí se concentra el consumidor, y cada vez se levantan más de estas catedrales iluminadas, donde todas las capillas están abiertas para su práctica: los centros comerciales, tiendas, cosméticos, alimentos, restaurantes, casas de cambio, ropa, juguetes, entretenimiento, SIN NECESIDAD PARA NADA DE SALIR DEL TEMPLO.      

Los misioneros de esta religión, los profesionales de marketing, gastan mucha energia para convencernos de nuestras infinitas necesidades, en todas las áreas. Primero decimos que las necesitamos, luego que ganamos derechos sobre ellas y finalmente que las merecemos. Y para ello, simplemente debemos obedecer LAS REGLAS DEL MERCADO, lo que nos dará más y más el ÚNICO MEDIADOR. Porque a él iremos y con él seremos vencedores.

         Nuestros hijos e hijas son introducidos en este consumo ritual lentamente a través de la escuela, desarrollada por dedicados religiosos para darles la capacidad de ser parte de este hermoso mundo de luces, colores y juegos de video. Con los métodos y las técnicas más refinadas, y prepararlos para ser capaces de sobrevivir en un mundo salvaje, competitivo, cruel, a través de la vida segura con el DIOS MERCADO.

Entonces queridos, para escapar de este ciclo de muerte, de este circo de horrores, la salida es renegar este dios falso y sus mentiras, y volver a el Dios de la abundancia de la creación, el único que nos porpone la vida por medio de recuperar las tres cosas que nuestra religión de mercado detesta: el valor de los limites, seguir el ejemplo de la renuncia que nos llama Jesucristo, y volver a reconsiderar que lo sagrado es todo que ha sido salido de las manos de Dios: La creación, el planeta y mis hermanos humanos. Asi, adorando a Dios , escapamos de la apática adoración del mercado

 

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